Tras la prohibición de importar su azúcar a EE.UU., Central Romana hace promesas a plazos

Central Romana, uno de los mayores productores de azúcar del mundo, prometió mejorar los salarios de sus empleados gradualmente, después de que Estados Unidos prohibiera la entrada de azúcar por indicaciones de trabajos forzados.

“A veces no tengo comida… y ¿qué pasa si no encuentro comida?  Simplemente no como”, dijó Jean Paul, quién prefirió no dar su nombre real por miedo a represalias.

Tras reunirse con las esposas y los trabajadores esta semana, SFMN pudo constatar las condiciones de vida de los trabajadores que cortan la caña en El Seibo, República Dominicana.  

Central Romana proporciona a las familias que suelen ser un padre, una madre, y tres o cuatro hijos, casas sin electricidad o agua corriente, siempre que estén sanos y alguno de ellos trabaje. 

El Seibo, República Dominicana. Diciembre 2022.

Las familias deben usar letrinas comunales, sin conexión con alcantarillado, y comparten acceso a agua y unos cuatro espacios para bañarse entre las trescientas familias que pueden llegar a vivir en el batey durante la siembra.

Los cortadores de caña trabajan de lunes a lunes sin descanso. Central Romana les paga por cada tonelada recogida, de 200 o 216 pesos dominicanos, unos cuatro dólares.  

Trabajan en equipos de ocho personas, ya que un cortador de caña necesitaría un mínimo de dos o tres días para rellenar una caja de unas 3 toneladas.  Y cuando entregan la caja, si son tres toneladas, cobran tres de los ocho cortadores. A la semana, una familia suele ganar un promedio de 2500 pesos o 46 dólares.

“No dá para nada. A veces, arroz vacío, y muy pocas veces carne de pollo”, explica una madre que tampoco quisó dar su nombre.  

La gran mayoría de los cortadores de caña son haitianos, muchos recién llegados. Dicen sentirse trancados, ya que no pueden ir a comprar al pueblo de El Seibo, porque no tienen papeles y corren el riesgo de ser deportados.   

El Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. emitió la orden de prohibir la entrada de azúcar hace casi tres semanas, luego de identificar cinco indicadores de trabajo forzoso al principal empleador de República Dominicana: abuso de vulnerabilidad, aislamiento, retención de salarios, condiciones de trabajo y de vida abusivas y horas extra excesivas.

La familia Fanjul, políticamente conectada y con sede en West Palm Beach, posee una participación del 35% en la empresa, y también Florida Crystals y Dominó, marca bajo la que históricamente se ha vendido este azúcar en EE.UU. . Al ser contactados, solo respondió un representante de Florida Crystals y aseguró que en estos momentos la compañía no tiene ninguna relación con el azúcar de la República Dominicana.

Por su parte, la Central Romana Corporation anunció este fin de semana que durante los próximos tres años aumentará un 18% el salario de todos sus trabajadores.  Con anterioridad, dijeron que los resultados de la  investigación de EE.UU. no reflejaban las políticas y prácticas de la empresa.

El padre dominico Miguel Angel Gullón, residente de El Seibo desde hace 18 años, apoya a los campesinos en sus reclamos.  

Según explicó, la investigación contra las prácticas de Central Romana comenzó con un cuestionamiento del Congreso de EE.UU., tras años de denuncias reportadas por SFMN y finalmente por el Washington Post

“Dos de los congresistas de Míchigan y de Oregón, vinieron acá, se reunieron con nosotros.  También vinieron agentes del Departamento de Trabajo de Estados Unidos  para ver la situación.  Entonces, constataron las violaciones a la dignidad de Central Romana.  Le dijimos que era un azúcar de sangre y de muerte… y que ellos tenían tanta culpa como aquí la compañía, ya que permitían que el azúcar entrase a Estados Unidos”, dijo Gullón.

La Central Romana,  el mayor terrateniente y empleador de la República Dominicana, también ha sido demandada en Estados Unidos por desalojar violentamente a medio centenar de personas. 

“En Central Romana, los terratenientes siempre han quitado la tierra a los campesinos. Los llevan presos y se quedan con la tierra. Entonces cuando a alguien lo privan de sus tierras y le quitan sus casas le están violando la dignidad, y como dicen los niños y niñas cuando han sufrido estos desalojos: nos han tratado como animales”, dice Gullón.

No es extraño que los reclamos de los campesinos terminen en EE.UU. como ya explicaba en el 2020 la primera demanda a la Central Romana y a los Fanjul en el sur de la Florida, que luego tuvo que cambiarse para abarcar unicamente a la Corporación Fanjul:  

“Fanjul es el mayor terrateniente y el mayor empleador en República Dominicana, así como el principal productor de azúcar en República Dominicana. Fanjul ejerce una influencia descomunal en República Dominicana, incluso en el gobierno y el sistema judicial. Dada su influencia, los demandantes no tendrían una oportunidad justa para litigar sus reclamos”. 

Y, a pesar del cambio de guardia presidencial del 2020, las promesas electorales del entonces candidato y ahora presidente, Luis Abinader, ante los campesinos que piden poner tierras comunitarias a su nombre, parecen haber caído en el olvido. 

Los conflictos de los títulos de propiedad continúan. Cientos de campesinos que acusaron a otro terrateniente, también apoyado por Central Romana, de desalojos violentos y de destruir sus casas, recorrieron 170 kilómetros desde El Seibo al Palacio Nacional de Santo Domingo. Pero regresaron con las manos vacías, sin lograr ser recibidos por aquel que les prometió intervenir a su favor.

Pamela Correa is a graduate student from the Journalism in Spanish Language + Multimedia Program. From the Dominican Republic, this proud island girl enjoys the beach, music and dancing. She majored in psychology, minored in sociology and is now looking forward to this new journey on the communications pathway.