Para la depresión, un meme

Alejandra Perez, una estudiante de Biología de la Florida International University, cuenta que su parte favorita del día es entrar en redes sociales a ver memes y poder conseguir algunos con los que ella se identifique.

Es como otro mundo porque estás sumergida en el celular solo viendo cosas que te hacen reír, y el mundo alrededor de ti desaparece. No piensas en tus problemas por un rato. Y si tus problemas llegaran a cruzar por tu mente, es porque viste un meme relacionado con uno de tus problemas, pero es divertido en vez de negativo”, explicó Alejandra.

Como Alejandra, durante la pandemia del COVID-19, muchos “millennials” y “Gen Z” han recurrido a los memes como mecanismo de defensa en lo que se ha vuelto tiempos difíciles, en especial por el distanciamiento y aislamiento social que hemos vivido por meses.

El Merriam Webster Dictionary define un “meme” como una “idea, comportamiento o estilo que se convierte en una moda pasajera y se propaga por medio de la imitación de persona a persona dentro de una cultura”. La palabra meme proviene del griego mimema, que significa imitado. Es una unidad de información cultural que se transmite por imitación electrónica. 

A través de esta pequeña pieza de información hemos desarrollado la capacidad de crear salidas creativas a problemas que son parte de la experiencia humana, pero que comúnmente no son temas abiertamente compartidos.

Los memes no solo nos conectan a través de problemas cotidianos de una manera social, sino que también se ha comprobado que ayuda a abordar problemas de depresión en las personas.

Según un estudio realizado por nature.com, existen personas con depresión que utilizan esta herramienta para aliviar estos sentimientos de aislamiento, ansiedad, y soledad.

El estudio realizado por la Universidad de Sheffield Hallam, en Inglaterra, encontró que las personas con depresión optan por memes que se relacionan con sus experiencias de salud mental. 

Una de las posibles causas por lo cual esto ocurre, de acuerdo al estudio, es porque personas que padecen de este trastorno de salud mental utilizan el humor de una manera diferente, en parte debido a la forma peculiar en que una persona con depresión controla sus emociones negativas. 

Emily Sands, una estudiante de ciencias políticas y economía en Seattle, describió su relación entre los memes y su depresión en un Ted Talk en la Universidad de Santa Clara, en California. 

Para Emily, la importancia detrás de esta cultura de memes proviene de su universalidad y su capacidad de tocar experiencias y sentimientos que todos tienen, pero que no se hablan en la sociedad porque la misma los ha considerado vergonzosos.

En el Ted Talk, Emily habló de su experiencia con trastornos de depresión y de ansiedad. Para ella, una de las formas de afrentar y lidiar con sus síntomas, es a través de memes. 

Emily explica que su interconexión con este fenómeno no solo la ayudan a sentirse menos aislada, sino que también, al sentir que una persona la recuerda cuando le envían un meme, la hacen sentir querida. 

Al igual que Emily, Alejandra también comentó que este fenómeno social la hace sentir que no es la única en el mundo con los mismos problemas que ella. 

Te cambia la manera en la que te sientes al respecto de ese problema, por un breve momento, porque te da risa y también porque sabes que no eres la única”, dijo Alejandra.

A diferencia de las redes sociales, que múltiples estudios han encontrado un fuerte vínculo entre las mismas y un mayor riesgo de depresión, ansiedad, soledad, e incluso pensamientos suicidas, los memes pueden servir de ayuda para lidiar con estos problemas.

A menudo, en las redes sociales tratamos de presentar lo mejor de nosotros mismos evitando cualquier imperfección, o aspecto humano en un esfuerzo por lucir lo mejor posible. En cambio, los memes te permiten recurrir a cotidianidades y experiencias que todos hemos vivido, pero no hablamos porque la sociedad los ha considerado humillantes”, explicó Emily.

De acuerdo a un estudio realizado por IOP Publishing, “Reírse de uno mismo: un estudio de memes de Internet autorreflexivos,” un 47% de sus entrevistados afirman que los memes los ayudan a aliviar los síntomas asociados y causados por la ansiedad y la depresión. 

El estudio reveló que casi la mitad de los estudiantes entrevistados concuerdan con que los memes calman sus ataques de ansiedad y/o sus síntomas de depresión, simplemente ayudándolos a reírse de sus problemas de salud mental.

Alexandra Cifuentes, una recién graduada de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas, explica que los memes también la ayudan a aliviar cualquier emoción negativa que tenga en un determinado momento.

“Básicamente me desconecto de cualquier problema que tenga en el momento y me hace reír. Yo sí siento que ayuda a gente con problemas emocionales de verdad”, dijo Alexandra.

Emily también describe este fenómeno como “un medio implícito de apoyo y aceptación” de su enfermedad mental y algo que es real, pero también algo de lo que se puede reír.

Juan Arteaga, quien estudia en la Universidad de Fordham, también comentó que siente que los memes son una herramienta esencial de entretenimiento y de poder, que lo ayudan a dejar sus problemas de lado por un momento, al sumergirse en este “universo digital”, como lo llama, de los memes.

El estudio publicado por nature.com también realizó un análisis donde entrevistaban a dos grupos, uno de los grupos contenía integrantes que padecían de depresión, mientras que en el otro no existían miembros con esta condición.

En el estudio se descubrió que el grupo deprimido calificó los memes como más identificables y divertidos en comparación con los del grupo no deprimido. 

El grupo deprimido también pensó que estos memes podrían usarse para mejorar el estado de ánimo de otras personas con depresión, a diferencia del grupo no deprimido. 

“Siento que soy parte de una comunidad donde todos nos entendemos. Los memes para mi son como una escapada del mundo real, donde te ríes de cosas cotidianas; y a mi sí que me ayudaron a sobrepasar mis tres episodios de depresión”, dijo Juan.

Nacida en Caracas, Venezuela, emigré a los Estados Unidos a terminar mis  estudios de periodismo y “nuevos medios y comercio” en la Universidad de  Fordham, en Nueva York. Me encantaría desarrollarme en la televisión  hispana ya que al trabajar en la industria con ambas culturas, la americana y  la latinoamericana, me di cuenta que sin duda anhelo trabajar en relación a  mis raíces.